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Toda una cátedra
Imagen obtenida de ESPNEl día de hoy tuve la oportunidad de ver el partido de cuartos de final de la Champions League entre el Barcelona y el Bayern Munich, en la cancha de los blaugranas, el Camp Nou.
Para todos, el partido pintaba como un duelazo dado el poderío ofensivo de ambas escuadras. Por el Barcelona bastaba nombrar a Messi, a Eto'o y a Henry para saber que Jorg Butt, arquero del Bayern, tendría serios problemas; pero qué decir de Víctor Valdés al decir que se enfrentaría a Ribéry, a Altintop y a Luca Toni. Insisto, todo apuntaba para ser un duelazo.
El partido realmente incio de forma trepidante, con ambos equipos atacando; sin embargo, bastaron 9 minutos para que la habilidad y creatividad de Lionel Messi rompiera la defensa de los alemanes, de ahí en fuera el partido fue para el Barcelona, que, al minuto 43 del primer tiempo, tenía definido el encuentro a su favor con un pletórico 4 a 0.
El segundo tiempo, fue como cualquier segundo tiempo de un partido en el que el local gana por una amplia diferencia, que si no se puede definir como aburrido, si se puede decir que baja de intensidad, lo cual es realmente lógico pensando que el Barcelona, a reservas de lo que suceda en el Allianz Arena, tiene un pie en las semifinales de la Champions League.
Sin duda, los que tuvimos la oportunidad de ver el partido, observamos una real cátedra de fútbol y aunque mi fanatismo al Real Madrid hacía que cada gol del Barca me doliera, debo aceptar que mis ojos agradecieron la muestra futbolística.
Lo único que pude hacer al final del encuentro fue apagar el televisor, rascarme la cabeza y preguntar ¿algún día veré a un equipo mexicano jugando así?
Para todos, el partido pintaba como un duelazo dado el poderío ofensivo de ambas escuadras. Por el Barcelona bastaba nombrar a Messi, a Eto'o y a Henry para saber que Jorg Butt, arquero del Bayern, tendría serios problemas; pero qué decir de Víctor Valdés al decir que se enfrentaría a Ribéry, a Altintop y a Luca Toni. Insisto, todo apuntaba para ser un duelazo.
El partido realmente incio de forma trepidante, con ambos equipos atacando; sin embargo, bastaron 9 minutos para que la habilidad y creatividad de Lionel Messi rompiera la defensa de los alemanes, de ahí en fuera el partido fue para el Barcelona, que, al minuto 43 del primer tiempo, tenía definido el encuentro a su favor con un pletórico 4 a 0.
El segundo tiempo, fue como cualquier segundo tiempo de un partido en el que el local gana por una amplia diferencia, que si no se puede definir como aburrido, si se puede decir que baja de intensidad, lo cual es realmente lógico pensando que el Barcelona, a reservas de lo que suceda en el Allianz Arena, tiene un pie en las semifinales de la Champions League.
Sin duda, los que tuvimos la oportunidad de ver el partido, observamos una real cátedra de fútbol y aunque mi fanatismo al Real Madrid hacía que cada gol del Barca me doliera, debo aceptar que mis ojos agradecieron la muestra futbolística.
Lo único que pude hacer al final del encuentro fue apagar el televisor, rascarme la cabeza y preguntar ¿algún día veré a un equipo mexicano jugando así?
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